FACUNDO CABRAL: Retrato hablado
El argentino habló con Semanario sobre sus ídolos y sostiene que el arte, literalmente, le salvó la vida.
Por Silvia Georgina Estrada
Cantante, compositor, escritor y dibujante, Facundo Cabral disfruta la vida a plenitud a través de la música y la literatura. Ni de aquí, ni de allá, el argentino regresa siempre a sus raíces, al espíritu y la poesía, para compartir con sus seguidores una filosofía que apuesta por el ser humano, encima de ideologías y mercados.
¿Cuál es su lema de vida?
No hay un lema de vida, hay millones de lemas en el budismo, en el cristianismo, en el Islam, en los mayas. Pero sí sé que hay que hacer una sola cosa cuando se nace: vivir.
¿Qué hecho marcó su existencia?
El conocimiento de Jesús.
¿Con cuál artista disfrutó más compartir el escenario? Con don Pedro Vargas y el Chente.
¿Si no es ni de aquí ni de allá, entonces de dónde?
Del planeta, todos somos del planeta. La gente cree que sólo es de un país, esa es una cosa inocente y suicida, por eso hay tanta división.
¿Cuáles son los versos que le han estremecido el corazón?
Muchos, Santa Teresa de Jesús, Góngora, Neruda tiene líneas extraordinarias, César Vallejo, Velarde. Hay montones.
¿Qué es lo que se halla en sus canciones, poesía, historia o testimonio?
Todo junto. En la vida no hay divisiones, la vida es holística, es un todo, no hay una cosa y otra, hay un universo, es singular. La cabeza separa, pero todo es historia, a veces el hombre se comunica con poesía, cada uno con lo que hace está diciendo quién es, lo sepa o no.
¿Quién es su escritor de cabecera?
Borges. Me gustan miles, pero eso sí, es a Borges al que releo todo el tiempo. En la maleta siempre llevo cuando menos un libro de él, lo he leído 70 veces y sigue siendo una luz.
¿Si no hubiera sido músico, qué le hubiera gustado ser?
Jardinero o carpintero. Hay dos cosas que amo, el olor de las librerías, del papel y el olor de la madera.
¿Ya ha pensado en su epitafio?
Sí, “gracias”. La última canción de José Alfredo se llama ‘Gracias’, ahí se despide en forma maravillosa, creo que ese es el epitafio de cualquier hijo de Dios agradecido.
¿Cuál es la historia que más lo ha conmovido?
Los Evangelios, ante todo el de San Lucas.
¿Cómo se define: cantor, poeta, trovador o predicador?
Todo eso. Y también curioso, excitable, como todos. Me gusta ver cien veces el mismo gol que hizo Hugo Sánchez con el Real Madrid o el segundo gol que les hizo Maradona a los ingleses en México, o el Ballet Bolshoi en la televisión, todo eso soy. Yo soy más público que artista, yo soy fan de mucha gente, me gusta escuchar, tengo ídolos.
¿Y quiénes son sus ídolos?
José Alfredo, Violeta Parra, Bárbara Streisand, Sinatra, Tony Bennett que es lo máximo, Edith Piaf. Y actuales hay muchos, me gusta Alejandra Guzmán; siempre me gusta verla y me divierte mucho Gloria Trevi, me gusta eso que tiene de inocencia y trasgresión todo el tiempo, y me hace acordarme mucho de mi juventud; Alex Lora, si yo tuviera que hacer un disco ahora lo haría con El Tri, mucha gente se asombra, pero me gusta mucho. Maná me gusta, es un sonido muy singular e interesante el que hacen ellos. Después me gusta Pablo Milanés, una de las canciones más perfectas que he escuchado es “El breve espacio”.
¿Quiénes son sus héroes?
Jesús, Mahoma, Moisés el libertador y algunos que son tan queridos como Zapata, Villa, allá en el sur Bolivar. Mi madre también fue una heroína en serio. Yo amo la valentía, no tengo simpatía por el cobarde y tampoco con el tímido, nada de simpatía.
¿Es el arte indispensable?
Sí, es una manera de respirar con belleza. El arte te salva la vida, a mí me salvo la vida, no es una metáfora, así sucedió. Yo iba hacia la cosa más desdichada, era violento, rencoroso, insoportable y el arte me cambió.