El paso de Salma Hayek por Acapulco, en el Festival Internacional de Cine de Acapulco (FICA), sólo confirmó que la actriz mexicana más conocida en el mundo, está poco interesada de lo que acontece en el país, un lugar donde, claramente, no habita desde hace mucho tiempo.

"Ahora vivo en París, donde la vida es mucho mejor para mí, cuando los paparazzis me siguen les pongo enfrente a mi hija, en Europa está prohibido tomarle fotos a los niños", dijo Hayek en la conferencia de prensa.

La vida de Hayek, desde antes de que se casara con Henri Francois-Pinault, está muy lejos de México; en su reciente visita al programa de David Letterman, este le preguntó sobre su participación en la telenovelaTeresa, programa que sigue muy presente en la gente mexicana que observó su salto de la televisión al cine de Estados Unidos; claro, su recorrido no ha sido fácil y, para ser honestos, rara vez tiene buenos roles en Hollywood. Hayek respondió divertida a las preguntas sobre Teresa, recordándolas con gran lejanía.

Los ecos que hace Hayek de México desconocen la vida del país, cuando se le preguntó en Acapulco sobre la situación de violencia actual -un cruce entre los medios de comunicación y la realidad que da como resultado una enorme confusión-, la actriz dijo que espera positiva que el gobierno de Enrique Peña Nieto propicie un nuevo y favorable rumbo.

Los bullicios de risa entre los reporteros no se hicieron esperar, y es que, ¿de qué manera puede interesarle aHayek la vida en México? Su porvenir está muy lejos, incluso de Los Ángeles, ciudad donde antes recibía.

Salma intentó no entrar en polémicas políticas, aunque la fuerza de su imagen como mexicana en el extranjero le da un eco privilegiado, lo que diga del país donde nació es relevante; no fue así, su falso discurso de bienestar decepciona su trascendencia como figura de la farándula internacional. Esmas.com