Angélica Rivera, de estrella de telenovela a primera dama de México
Enrique Peña Nieto ha tomado posesión como nuevo presidente del país este fin de semana y, a partir ahora, su mujer, conocida cariñosamente como 'La Gaviota', empezará su nueva vida en la Residencia Oficial de los Pinos
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El guión de su vida, la real, en la que no acepta un "corten" ni la repetición de una escena, la ha llevado a ser la primera dama de su país. Después de que su marido haya sido investido este sábado, 1 de diciembre, nuevo presidente de México, tomando el relevo de Felipe Calderón, Angélica Rivera ha dado un paso adelante, justo al lado de su marido. "Hoy es un día muy importante para nuestro país. Estoy convencida que el honor que representa para mi esposo servir a todos los mexicanos, dará resultados positivos. Compartir mi vida con él me ha dado la oportunidad de conocerlo como ser humano, como padre y como profesionista, y tengo la certeza que los próximos seis años viviremos en un México mejor. Los invito a que juntos rescatemos el orgullo y la dignidad de ser mexicanos", ha escrito Rivera en su perfil personal de las redes sociales.
El papel más importante de su vidaNo fue la industria cinematográfica la que concedió a Angélica Rivera el gran papel de su vida. Fue el destino, confabulado con el amor, el artífice de convertir a la 'reina' de las telenovelas en primera dama de México. El suyo no es el primer caso, ni será el último, de una saga de mujeres que nacieron para ser estrellas y que acabaron cediendo buena parte de ese relumbrante estrellato a favor de la carrera política de sus maridos. La actriz contrajo matrimonio con el hombre de sus sueños en noviembre de 2010, consciente de que su carrera política provocaría un giro de 360 grados en su vida profesional (dejó un mundo que le apasionaba, el de la televisión y el espectáculo) y más aún en su vida personal (se convirtió en madre de seis hijos, a los que se ha entregado en cuerpo y alma).
Su estilo personal ha sufrido una clara evolución desde el año 2008 hasta convertirse en la nueva primera dama. El peinado, el maquillaje, el vestuario e incluso la forma de caminar y sonreír han adquirido un evidente toque de sofisticación y es que tras los meses de "entrenamiento", ha aprendido a hacer de la discreción y el recato sus señas de identidad más sólidas. (Hola.com)
Su estilo personal ha sufrido una clara evolución desde el año 2008 hasta convertirse en la nueva primera dama. El peinado, el maquillaje, el vestuario e incluso la forma de caminar y sonreír han adquirido un evidente toque de sofisticación y es que tras los meses de "entrenamiento", ha aprendido a hacer de la discreción y el recato sus señas de identidad más sólidas. (Hola.com)
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